Quedan entradas y muchas, y se respira un aire de desgana y cierto desánimo este año en el preámbulo a San Isidro. La crisis financiera y no solo esa, puesto que viniendo desde Sevilla donde ni chicha ni limoná no ha habido un triunfo supino como unas ferias de estas embergaduras se merecen, nos plantamos en Madrid sin un cartel sobresaliente, al menos en lo que a la expectación se refiere. Nada que ver con el ajetreo que hace un año vivíamos a estas alturas, por algún que otro acontecimiento para esta feria madrileña que si bien pudiera estar más cerca del marketing que de la tauromaquia propiamente dicha. José Tomás, cual diva y revolucionario al mismo tiempo pide la recaudación (conocida) de la tarde y la empresa se niega. Bueno, no es fácil agregarse a alguno de estos dos bandos, cuando pudiéramos pensar el exceso del maestro frente a otros compañeros de cartel ó pensar en los pucherazos históricos de la empresa que consigue unas recaudaciones que solo Dios sabe. Pero al margen de esto, "El Niño Ponce" como gusta llamarle a mi amigo José María tampoco aparece por ningún lado, y bueno, no sé que pensar, si es que algunos opinan que tantos años arriba del todo llega a ser aburrido, para ellos lo quisieran. Y del ganado, nada sabremos hasta que se abra melón a melón, puesto que ya no creo en nada, ni siquiera en Victorino (léase los boquerones que se merendaron El Cid y Morante en Sevilla, tampoco muy entonados por su parte), solo espero que me hagan de alguna manera recuperar la fe perdida. Y como dicen que hasta el rabo todo es toro, a ver si esta tibia feria que nos presentan se convierte en todo lo contrario y se descubren nuevos talentos que aprovechando tal escenario se hagan paso en el escalafón. Yo por lo que a mí respecta ya estoy poniendo velas a la del día 22 y que el Santo Perera escuche mis oraciones, es la última pólvora.
Tomás Gª de Alcaraz Martínez
.jpg)
No hay comentarios:
Publicar un comentario