domingo, 26 de abril de 2009

EMPATE A NADA



Sabíamos que daría mucho que hablar la corrida del pasado jueves en Sevilla, …y se habló,…y se habla,… y se seguirá hablando casi durante el resto de temporada. Pero ni los más pesimistas hubieran sido capaces de presagiar el nefasto espectáculo que nos tocó presenciar a los incrédulos ilusionados que estuvimos presentes en la Real Maestranza. Todo era favorable, se daban todas las circunstancias idóneas para que fuera un día inolvidable, Sevilla olía a azahar, tenía ese color especial, tenía ese famoso duende, se respiraba un ambiente taurino inmejorable, gente entregada procedente de todos los rincones, anunciados dos toreros de la tierra, muy distintos pero toreros de clase, hondura, pellizco y sentimiento como pocos, y un ganado como Victorino, de los mas encastados, bravos y jugosos.

Pero el ganado fue horrible, atípico en fuerzas, casta, raza, tamaño y presentación, …mansos, incómodos y deslucidos, impropios de una plaza de primerísima fila, poco más que decir más que una gran decepción.
De los toreros se podría mencionar algo más, aunque no tanto. Cierto es que los toros no les ayudaran a nada pero El Cid estuvo bastante por encima de Morante. Un duelo entre paisanos en el que Morante estuvo fuera de lugar, desubicado, miedoso, siempre mal colocado y alertado en exceso que solo estuvo decente con una tanda de verónicas en el quinto, muy buenas pero corto bagaje para un torero de su talla…¿compensa esa tanda los esfuerzos por verlo torear?
Y El Cid como digo algo mejor, más centrado, torero y conocedor de la ganadería. Simplemente regular, solvente y eficaz.
Como veis, muy pocas cosas me salen para comentar, será cierto eso que dicen que la máxima expectación va de la mano de la máxima decepción. En fin, que fuera como fuera la corrida tenía claro que lo mejor de la experiencia seria una vez más el rato agradable que pasamos juntos todos los que estuvimos, que en esta ocasión se salió de lo habitual y pudimos contar con la presencia del presidente de honor y su consorte (mis padres). Los llevamos a conocer la ciudad, que vivieran su encanto, sus calles, sus tascas, su arte y su gracia. Disfrutaron y se lo pasaron bien.
Aprovecho para saludar a Juan Carlos, nuestro amigo Sevillano que no sevillista, que hizo una vez mas de maestro de ceremonias y que nos ayudó a que nuestra estancia fuera más agradable todavía. Además no quiero dejar de comentar algo que estando allí notábamos, y que era la falta de nuestro amigo Tomas, que no pudo desplazarse con nosotros aunque se moría por haberlo hecho y que a pesar de saber el resultado de la corrida habría elegido estar allí con nosotros. Por cierto, un saludo a nuestros nuevos amigos de la Peña El Volapié, Pascual y Mari Carmen, que hicieron también muchos kilómetros desde Zaragoza con el mismo fin que nosotros, y como no saludar también a Emilio, un sevillano por excelencia que nos ayudó mucho a que Triana fuera de nuevo tan sorprendente como mágica.


José Mª Susarte Juliá.

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